jueves, 19 de marzo de 2015

Antonio García Álvarez, alias “El chofer”

  


                                   Escrito por Luis Gallego Ponce militante de CNT-AIT Málaga 

Era uno de los mejores conductores de taxi de Málaga. Rebelde por temperamento ante toda injusticia surgiera donde surgiera.

Fue uno de los pioneros de las J.J.L.L. en cuya fundación tomó parte, poniendo sobre esta nueva organización juvenil toda la fogosidad de su temperamento activo.

Su primera detención data del año 1.932, cuando la policía trataba de evitar la celebración de una gira organizada por el ateneo de Divulgación Social, permaneciendo en la cárcel 15 días en calidad de preso gubernativo. Sale de la prisión más animado que entrara y comienza a crear grupos juveniles en todas las barriadas. Aunque su temperamento no encajaba plenamente en el de los organizadores, sino en el de los hombres de acción.

Los periódicos del Movimiento Libertario no llegaban a su destino. La policía             "republicana" los retenía en la estación, con arreglo a la táctica reaccionaria de aquellos republicanos burgueses.

-" Hay que hacer algo positivo  (solía decir), para que nuestra prensa sea leída,  para ello, es necesario demostrarle a las autoridades  que no estamos dispuestos a tolerar sus caprichos”.

La prensa era trasladada desde la estación del ferrocarril a la central repartidora, en un carro tirado por tres caballos.

Antonio, expuso la necesidad de que; si los trabajadores eran privados de leer nuestra prensa, debíamos privar también  a los burgueses de leer la suya.  Una mañana, en la cruz que hace la calle Salitre con  Plaza de Toros Vieja, el carro era parado  por cinco jóvenes libertarios. Antonio era uno de ellos,  avanzando tranquilamente por medio de la calle, se dirigió al carrero conminándole a que bajase del pescante, este hace resistencia, pero nuestro amigo le convence de la inutilidad de la misma, desengancha los tres caballos, entregándolos a uno de sus compañeros quien los aleja del carro,  rocía el mismo de gasolina, le prende fuego. Toda la prensa portadora de mentiras y calumnias contra los hombres de la C.N.T., se convierte en una inmensa hoguera. En este mismo instante, un guardia civil que  pasaba por el lugar, dispara contra el grupo. Antonio  se arrima a él tranquilamente y logrando desarmarlo, luego, le deja marchar diciéndole:

-Dile a tus jefes que, mientras la prensa anarquista sea interceptada, nosotros no regatearemos ningún esfuerzo para repetir este hecho.


Al día siguiente nuestra prensa era vendida en los quioscos de la capital; era la única razón capaz de convencer a las autoridades republicanas.

Antonio, interviene en cuantas huelgas se declaran en Málaga, hasta que en  1.934 es detenido con Miguel Molina Salado por la muerte de un guardia de asalto, caído en la calle Lagunillas,  al enfrentarse éste a un grupo de huelguistas contra los que dispara. Conducido al Cuartel de la Guardia Civil, y con el fin de salvaguardar la libertad de sus compañeros, se hace responsable de todas las acusaciones, haciendo suya toda la responsabilidad.

Frente al Tribunal de Urgencia  que le juzga por éste hecho, junto a los compañeros Molina, Pareja y Gallego, muestra un humorismo que pone fuera de sí al fiscal Sr. Villarejo, quién comienza su acusación diciendo:

-Antonio García Álvarez " alias " el chofer....

Antonio le interrumpe

-El Sr. Villarejo,  " alias " el Fiscal  debería distinguir un oficio de un mote.

Aquí el presidente le llama la atención,   Antonio se encara con él:

-Sr. presidente, en este entierro usted no lleva vela, el fiscal me ofende y yo no estoy dispuesto a tolerarlo.

El presidente le amenaza con celebrar el juicio sin su presencia y Antonio le responde:

-Los que  vais a dejar la sala  cómo no moderéis el lenguaje  sois vosotros.

El público lanza una gran carcajada que corta la campanilla presidencial.

Entra el primer testigo de cargo. Se trata de un guardia de asalto al que el fiscal requiere señale a los procesados que él conozca. Pasea su mirada sobre los cuatro jóvenes,  parándose en Antonio, señala:

-Sí,  a este  le conozco.

-He tenido más suerte que tu padre (dice Antonio) al que seguramente no conoces.


El público vuelve a reír ante el azoramiento del testigo, que se contradice en varias ocasiones ante las interrupciones de Antonio. Su abogado, Jesús Mendizabal de la Fuente, le requiere para que deje desarrollarse el proceso normalmente y Antonio le contesta:

-Es  bastante difícil para mi  poder serenarme ante una comedia cómo ésta, en la que, sin haber solicitado un papel, soy protagonista. Ya podéis dejaros de tanta pantomima y condenarnos; no nos lograreis asustar, ni con la cárcel,  ni con el patíbulo.

El fiscal vuelve al interrogatorio:

-¿Tiene usted padre?

-No todos vamos a tener la desgracia de ser jueces.

-Limítese a responder solamente sí  o  no - le advierte el presidente -.

 ¡No me da la gana. !

-Usted mismo se está condenando - le recalca el magistrado que preside -.

-Igual que ustedes - dice Antonio -.

El presidente, dirigiéndose a los guardias civiles, les dice;

-Retiren al procesado de la sala.

-Sr. Presidente, (interviene Antonio),  no moleste a estos señores  que se están quedando dormidos, dígales que me suelten, que yo me iré sólo.

Cuando era conducido fuera de la sala, se vuelve,  dirigiéndose al público le dice:

-¡ Se acabó la vista !

El público ríe de nuevo, no sirviendo de nada la campanilla que suena sin conseguir imponer silencio. Media hora después, vuelve a ser conducido ante el Tribunal, al que saluda cómo si se tratase de antiguos conocidos.

- ¿ Qué Sr. Presidente, se le ha pasado el dolor de estómago ?

Éste le vuelve a llamar al orden. Antonio se dirige al público:

- ¡Nada!  Que no quiere operarse.

Es leída la sentencia: Antonio García, Molina y Gallego, en libertad. José Pareja, cuatro años, dos meses y un día de prisión. Antonio se levanta protestando por la condena. Pareja  se  pone contento por la libertad de sus compañeros, les estrecha con sus manos esposadas, Antonio sigue protestando:

-Si vosotros le condenáis, nosotros lo liberaremos, aunque en ello nos vaya la vida.

Solo Antonio es puesto en libertad, Pareja, condenado; Molina, retenido, por atentado a la autoridad, y Gallego, gubernativo queda en prisión.

Días después, un  " chorizo " regenerado en la prisión por el contacto con los anarquistas en el mismo centro penitenciario, logra fugarse desde la Audiencia, donde había ido a comparecer.  Poniéndose en relación con Antonio, comienzan  a trazar entre ambos  un plan para liberar a los presos. La policía les sigue de cerca,  sosteniendo con ellos varios altercados. En uno de ellos, es herido en la oreja derecha el fugado apodado el Gato, Antonio le insta a que huya mientras él distrae a la policí, el otro se niega, y por un milagro de la valentía, logran salir ambos de aquel infierno de fuego. Durante tres horas  cerca del cementerio de San Rafael, Antonio sostiene a raya a la policía, mandada por el comisario Bordes.                        

Cuando se hallaba con su compañera y una niña de corta edad,  es detenido y conducido a  prisión,  con el cuerpo hecho una pura llaga por los palos recibidos en la comisaría de policía.

La amnistía que el pueblo dio el 19 de julio de 1.936 nos lo devuelve.  Al volante, nos conduce a muchos pueblos a combatir al fascismo. La pérdida de Málaga, le arroja cómo a miles de malagueños a Almería. Se incorpora a la 88 Brigada destinada en  el frente de Pozoblanco. Es chofer de Sanidad,   con su ambulancia, cruza por las zonas batidas para conducir a los heridos.

La guerra nos había distanciado. Nos encontramos un día en el Hospital de Hellín. Hablamos de la situación de la Guerra.

- " No hay nada que hacer,  los antimilitaristas se han convertido en generales y han olvidado la revolución, que es lo único que nos puede dar el triunfo frente al fascismo”.

 Nos despedimos.  Él marchaba para Andalucía,  yo para Madrid.

Lo que enfrentó al pueblo español con la traición militar fascista, fue el espíritu revolucionario, encajado éste a las necesidades de la guerra,  desaparece la heroica resistencia y el espíritu combativo, produciéndose la desbandada inevitable. Los revolucionarios exponían sus vidas por el triunfo de la causa del pueblo; los militaristas trataban de conservar las suyas, para arrastrarlas después del fracaso por el exilio.

Antonio fue de los que no pudo o no quiso huir, fue detenido y conducido a la prisión de Málaga. Su largo historial revolucionario, era suficiente título para ganarse el pelotón de ejecución. Al contrario que Yrigoy, fue locuaz ante los jueces, haciéndose responsable de lo que había y no había hecho. El sabía que le matarían,  queriendo con su actitud, salvar al mayor número de compañeros posible. Ante el Tribunal Militar que le  juzgó se declaró anarquista revolucionario, haciendo crítica severa contra el régimen franquista. Manifestó  que el tribunal que le juzgaba era incompetente, porque según sus propias palabras;

- " Un Tribunal de traidores y asesinos no puede juzgar imparcialmente a un hombre leal y honrado”.

 Y gritó ante  sus jueces:

-¡Ya se lo que me espera, pero matarme antes que el pueblo os pierda el miedo! 

Encerrado en la misma celda que estuviera Mariano  Yrigoy, se le dio la misma muerte, con su sangre escribió en el Muro C.N.T.

El cadáver de Antonio fue sacado de la prisión ante la admiración de los presos. Su vida pertenecía a la Revolución perdida; aquella,¡Para qué la quería ya!

El nombre de nuestro amigo, fue recordado con admiración durante mucho tiempo por los presos, y en mi corazón de amigo, guarda un lugar preferente y lo referiré siempre cómo lo que era; como un ANARQUISTA, como un hombre de pelo en pecho.


Se acompaña a este escrito algunas páginas del libro "Guerra civil en Málaga 1936-1937" de Juan A. Ramos, que habla y hace una pequeña biografía de Antonio Garcia Álvarez

 



 








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